Socialdemocracia Y Socialismo de Izquierdas" PAGINA DE SOCIALISTAS DE IZQUIERDAS Y AMIG@S" (CUADERN

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Rosa Y puño Partido Socialdemocrata (sueco) y de REFERENCIA REALMENTE SOCIALISTAS

domingo, 17 de enero de 2010

SPD

Partido Socialdemócrata de Alemania

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Sozialdemokratische Partei Deutschlands
Partido Socialdemócrata de Alemania
SPD logo.svg
Presidente/a Sigmar Gabriel
Fundación 23 de mayo de 1863
Sede Willy-Brandt-Haus, Wilhelmstraße 141 10963 Berlín, Alemania
Ideología política Socialdemocracia, centro izquierda
Afiliación internacional Internacional Socialista, Partido Socialista Europeo
Sitio web www.spd.de
El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD, del alemán Sozialdemokratische Partei Deutschlands), es un partido político alemán fundado en 1863. El SPD defiende posiciones de centro-izquierda y forma parte del Partido Socialista Europeo (PSE).
Entre las personalidades históricas más importantes del partido destacan Friedrich Ebert, el primer presidente de la República de Weimar (1919-25), y los cancilleres federales Willy Brandt (1969-74), Helmut Schmidt (1974-82) y Gerhard Schröder (1998-2005). El actual presidente del SPD es Sigmar Gabriel.

Contenido

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Ideología [editar]

El SPD, fundado como un partido obrero de ideología marxista se desarrolló a lo largo de su historia a un partido socialdemócrata moderado de gran alcance popular. Su actual programa, decidido en el congreso de Hamburgo de 2007, define el objetivo de gobernar a través de la "mayoría solidaria" de la población. Reafirma el "socialismo democrático" como la "visión de una sociedad libre, justa y solidaria".
Uno de los valores políticos centrales del partido es la justicia social. Defiende un fortalecimiento de la economía social de mercado y la justa distribución de sus beneficios para fomentar el bienestar del total de la población. Para mantener un estado del bienestar fuerte en el futuro, el SPD hace hincapié en una política fiscal equilibrada que no perjudique a generaciones futuras.
En cuanto a la política social, el SPD defiende una ampliación de los derechos civiles, una apertura de la sociedad y un fomento de la participación política de los ciudadanos. En política exterior, busca el fortalecimiento de la paz en el mundo a través de un equilibrio de intereses. Además, quiere influir en el desarrollo de la globalización a través de la política democrática. El SPD defiende la intensificación de la integración europea y también la ampliación de la UE.
Dentro del SPD, existen diferentes alas organizadas en grupos o foros informales. Mientras los socialdemócratas más izquierdistas se organizan en el "Foro Izquierda Democrática 21" y en la "Izquierda Democrática", el ala moderadamente conservador del partido se reúne en el "Círculo de Seeheim" y el "Foro Centro de Núremberg". Además, durante los últimos años, varios dirigentes jóvenes se reunieron en la "Red de Berlín", criticando la partición tradicional en alas. Desde 2003, la piedra de toque entre las alas han sido las reformas socioeconómicas conocidas como Agenda 2010, inducidas por el entonces canciller Gerhard Schröder. Mientras el "Círculo de Seeheim" defiende estas reformas sin fisuras, los socialdemócratas más izquierdistas las critican, ya que, según ellos, ponen en peligro el perfil del partido.

Historia [editar]

El primer antecedente del Partido Socialdemócrata de Alemania se encuentra en la fundación, en el 23 de mayo de 1863, de la Asociación General de Trabajadores de Alemania (Allgemeiner Deutscher Arbeiterverein en alemán, ADAV, la primera organización obrera alemana) por parte de Ferdinand Lassalle. Se trata de una organización socialista de carácter reformista, en la que no participaban los marxistas alemanes.
El año siguiente se fundó la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT, o Primera Internacional), y en 1868 se celebraba en Núremberg el Congreso de Asociaciones Culturales Obreras de Alemania, cuyas organizaciones participantes se adhirieron a la Internacional, y en 1869 se celebraba el Congreso constituyente del Partido Obrero Socialdemócrata de Alemania (Sozialdemokratische Arbeiterpartei Deutschlands, en alemán, SDAP). El nuevo partido obrero, liderado por Wilhelm Liebknecht y afín al marxismo, adoptó en aquel congreso el llamado Programa de Eisenach (por la ciudad en que se celebró), en el que se definía el partido como la sección alemana de la AIT y se exigía, entre otras cosas, la separación entre Iglesia y Estado, el sufragio universal masculino, la sustitución del ejército imperial por una milicia popular, la abolición del trabajo infantil y el establecimiento de una jornada normal de trabajo, el desarrollo de un modelo fiscal progresivo y el respaldo estatal al cooperativismo.
En 1875, en el Congreso de Gotha, se produjo la unificación de la asociación lassalleana con los eisenachianos en el nuevo el Partido Socialista de los Trabajadores Alemanes (Sozialistische Arbeiterpartei Deutschlands, SAPD). El SAPD adoptó como primer programa el llamado Programa de Gotha, que recibió duras críticas de Marx y Engels por incorporar demasiadas concesiones ideológicas a la teoría política lassalleana. En 1890 adoptó el nombre actual.
Otto von Bismarck puso el partido fuera de la ley en 1878 por sus posturas revolucionarias y por su republicanismo, aunque el partido siguió presentando candidatos, como independientes, a las elecciones, convirtiéndose en el principal partido de Alemania. En 1890 fue legalizado de nuevo, contando en ese año, en las elecciones generales, con 1.400.000 votos que le dieron 35 diputados en el Reichstag. Además contaba con 19 diarios y 41 semanarios, entre ellos su órgano teórico Die Neue Zeit (1883-1923; 6.000 ejemplares). En 1905 contaba con 400.000 afiliados. En 1912 se convirtió en la primera fuerza del Parlamento alemán con 110 diputados de 409.
En el congreso de 1891 el SPD adoptó reemplazar el Programa de Gotha con el Programa de Erfurt, elaborado por Karl Kautsky, Eduard Bernstein y August Bebel, en un sentido revolucionario más radical que el anterior. Sin embargo, el partido asume que la transformación socialista de la sociedad debe ser efectudada por un gobierno legitimado por unas elecciones democráticas.
Durante la Primera Guerra Mundial apoyó la participación de Alemania en la guerra, lo que supuso la salida del partido, en 1917, de su ala izquierda, que formó el Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania (USPD), y de la Liga Espartaquista. Esta última dio origen al Partido Comunista de Alemania (KPD) en 1918.

República de Weimar (1919-1933) [editar]

Tras la caída del emperador Guillermo II en 1918, el SPD se convirtió en uno de los pilares de la República de Weimar, la primera república alemana. Junto con el USPD, formó el "Consejo de los Encargados del Pueblo", un órgano de índole revolucionario que abrió el camino a la elección de la Asamblea Constituyente en 1919. En estas elecciones, el SPD fue el partido más votado (con el 37,9% de los votos) y formó la llamada "coalición de Weimar" con el Partido de Centro y el Partido Democrático Alemán. Esta coalición (que en total reunió más del 75% de votos) elaboró la constitución republicana y formó los primeros gabinetes. El primer canciller de la República fue el socialdemócrata Philipp Scheidemann; en las elecciones presidenciales de 1919, el también socialdemócrata Friedrich Ebert se convirtió en el primer presidente de Alemania elegido democráticame, cargo que ostentó hasta su muerte en 1925.
Sin embargo, muy pronto los tres partidos comenzaron a sufrir derrotas electorales, lo cual supuso la ruptura de la coalición de Weimar y la salida del SPD del gobierno. En 1922, el USPD se reintegró en el SPD, aunque muchos de sus miembros también dejaron el partido para afiliarse al KPD. A partir de este momento, el SPD ya sólo participaba esporádicamente en los gabinetes de la república, aunque sí en el gobierno de varios estados federados, como el de Prusia.
Entre 1928 y 1930 el SPD volvió a liderar una coalición de gobierno a escala nacional: la "gran coalición" bajo el canciller Hermann Müller, en la que participaban prácticamente todos los partidos demócraticos alemanes de este momento y que resultó siendo el gabinete más duradero de la república de Weimar. Sin embargo, las diferencias entre los partidos sobre la reacción a la crisis económica mundial finalmente llevaron a que el SPD abandonara la coalición, provocando la ruptura del último gobierno basado en una mayoría parlamentaria de la República de Weimar.

Nazismo y Segunda guerra mundial (1933-1945) [editar]

El 14 de julio de 1933 el partido fue prohibido por las autoridades nacionalsocialistas, después de ser el único partido que había votado en contra de la Ley de plenos poderes, que le daba poderes extraconstitucionales al gobierno nazi. El SPD estableció su sede general en el exilio, primero en Praga y luego en París y Londres.

División de Alemania (1949-1990) [editar]

En la República Federal de Alemania [editar]

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial el SPD volvió a la normalidad en la Alemania Occidental. En el Programa de Godesberg de 1959 el partido abandonó oficialmente el concepto de lucha de clases y los principios marxistas y, tras un período en el que se opuso a la entrada en la OTAN, se convirtió en uno de sus principales valedores.
Durante los primeros dos decenios de la República Federal, el SPD consiguió mejorar sus resultados electorales en cada elección federal. En 1966, después de que los liberales (FDP) rompieran su pacto de gobierno con la Unión Demócrata Cristiana (CDU), el SPD entró en el gobierno federal con esta última, formando la primera "gran coalición" bajo el canciller Kurt Georg Kiesinger (CDU).
En 1969, el SPD abandonó esta coalición y formó gobierno con el FDP, siendo elegido canciller el socialdemócrata Willy Brandt. Durante los próximos años, el gobierno social-liberal impulsó la llamada Ostpolitik ("política del Este"), estableciendo relaciones diplomáticas con los Estados de la Europa Oriental y buscando un acercamiento a la RDA. Esto hizo posible que, en 1973, los dos Estados alemanes entraran en la ONU. En 1974, Willy Brandt dimitió y le sucedió Helmut Schmidt, quien gobernó hasta 1982.
En 1982, el FDP apoyó una moción de censura promovida por la CDU, con lo cual el SPD volvió a pasar a la oposición.

En la República Democrática Alemana [editar]

En la Alemania Oriental se unificaron el Partido Socialdemócrata y el Partido Comunista de Alemania para dar paso al Partido Socialista Unificado de Alemania, que gobernó la RDA como parte del Frente Nacional de Alemania Democrática durante casi toda su existencia. Poco tiempo antes de la reunificación alemana el Partido Socialista Unificado se convirtió en el Partido del Socialismo Democrático y se volvió a crear como tal el Partido Socialdemócrata, afiliado con su par occidental.

Desde la reunificación (1990) [editar]

Bajo el liderato de Gerhard Schröder, venció en las elecciones de septiembre de 1998 y volvió al gobierno en coalición con Los Verdes. Sin embargo, las medidas económicas aplicadas por el Gobierno a partir de 2003 (la llamada Agenda 2010), consideradas neoliberales por el ala izquierda del partido, provocaron un fuerte descontento en sus bases, que habían ido disminuyendo desde 1.000.000 de militantes en 1976 a 775.000 en 1998 y 600.000 en marzo de 2005.
En enero de 2005 una parte del ala izquierda abandonó el partido para formar la Alternativa Electoral por el Trabajo y la Justicia Social (WASG), a la que se unió Oskar Lafontaine, antiguo presidente del SPD. Posteriormente la WASG y el PSD fundaron Die Linke (La Izquierda), un nuevo partido post-comunista. En las elecciones federales del 18 de septiembre de 2005 el SPD consiguió el 34,2% de los votos y 222 escaños en el Bundestag, por detrás de la coalición conservadora CDU-CSU. Estos tres partidos formaron un gobierno de coalición bajo el liderato de Angela Merkel (CDU), con el líder socialdemócrata Franz Müntefering como Vicecanciller y Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales. Después de la retirada provisional de Franz Müntefering de la vida política en 2007, la vicecancillería fue asumida por el Ministro de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, también del SPD.

Resultados electorales [editar]

Elecciones federales de Alemania [editar]

Año Votos Diferencia Escaños Diferencia Candidato
1949 29,2%
136
Kurt Schumacher
1953 28,8% -0,4% 162 +26 Erich Ollenhauer
1957 31,8% +4,0% 181 +19 Erich Ollenhauer
1961 36,2% +4,4% 203 +22 Willy Brandt
1965 39,3% +3,1% 217 +14 Willy Brandt
1969 42,7% +3,4 237 +20 Willy Brandt
1972 45,8% +2,1% 242 +5 Willy Brandt
1976 42,6% -2,2% 224 -18 Helmut Schmidt
1980 42,9% +0,3% 228 +4 Helmut Schmidt
1983 38,2% -4,7% 202 -26 Hans-Jochen Vogel
1987 37,0% -1,2% 193 -9 Johannes Rau
1990 33,5% -3,5% 239 +46 Oskar Lafontaine
1994 36,4% +2,9% 252 +13 Rudolf Scharping
1998 40,9% +4,5% 298 +46 Gerhard Schröder
2002 38,5% -2,4% 251 -47 Gerhard Schröder
2005 34,2% -4,3% 222 -29 Gerhard Schröder
2009 23,0% -11,2% 146 -76 Frank-Walter Steinmeier

Situación actual [editar]

A nivel federal [editar]

A causa del rechazo de las bases a las políticas económicas y sociales del Gobierno de Gerhard Schröder, el SPD sufre desde 2003 una profunda crisis interna, que se manifestó en una serie de elecciones perdidas y en un cierto fulanismo en la presidencia del partido. Así, en 2004, Gerhard Schröder renunció como líder del partido (aunque no como canciller federal), sucediéndole Franz Müntefering, entonces portavoz del grupo parlamentario del SPD. Después de la derrota en las elecciones federales de 2005, Müntefering también abdicó, dejando el cargo en manos de Matthias Platzeck, primer ministro de Brandemburgo. En abril de 2006, también dimitió Platzeck, aduciendo problemas de salud por el estrés del cargo. Su sucesor fue Kurt Beck, primer ministro de Renania-Palatinado, que renunció al cargo el 7 de septiembre de 2008. En octubre de 2008, un congreso extraordinario volvió a elegir a Franz Müntefering como presidente del SPD.
Actualmente (2008), los sondeos de opinión muestran una mala situación para los socialdemócratas (20%-25% de los votos) que señala que el apoyo para el SPD es cada vez inferior mientras que aumenta la intención de voto para el partido de La Izquierda. A esto se suma la falta de liderazgo dentro del partido: la popularidad de Kurt Beck se desplomó después de que, tras haber dicho que el SPD no pactaría jamás con La Izquierda, anunciara un acuerdo de toleración de un gobierno socialdemócrata por la formación izquierdista en Hesse (un acuerdo que fracasó finalmente por el rechazo de miembros del grupo parlamentario del SPD en este estado federado). Además, la fuga de militantes llevó a que, en julio de 2008, por primera vez en su historia el SPD tuviera menos afiliados que la CDU. Todo esto ha llevado a pensar que el Partido Socialdemócrata de Alemania se encuentra en una díficil situación que puede causar que el SPD deje de ser un partido de masas.[1]
Para las elecciones alemanas de 2009, el candidato del SPD a la cancillería federal será Frank-Walter Steinmeier, actual vicecanciller y ministro de Asuntos Exteriores.

En los Bundesländer [editar]

En los estados federados, la crisis del partido se reflejó en la pérdida de varias elecciones, entre ellas la de Renania del Norte-Westfalia en 2005, algo que no había sucedido desde 1966.
Sin embargo, en las últimas elecciones regionales de 2007 y 2008, se notó una cierta tendencia al alza, debida, ante todo, a la bonanza económica del país y a la mejora de la situación fiscal. Ésta le permitió al SPD volver a girar a la izquierda y exigir medidas populares como un aumento de la ayuda a personas mayores desempleadas o la introducción de un salario mínimo. Así, el SPD pudo ampliar su mayoría en las elecciones de Bremen (2007) y romper las mayorías absolutas que había tenido la CDU en Hesse y Hamburgo (2008). No obstante, el rechazo a un pacto de gobierno o de toleración con La Izquierda llevó a que el SPD siguiera en la oposición tanto en Hesse como en Hamburgo.
Gobierna en solitario en:
Gobierna con La Izquierda en:
Gobierna con Los Verdes en:
Gobierna con la CDU en:
Es socio de gobierno de la CDU en:
Está en la oposición en:

Referencias [editar]


"LA IZQUIERDA" partido aleman

Die Linke


Die Linke
La izquierda
Die Linke logo.svg
Presidente/a Lothar Bisky
Fundación 16 de junio de 2007 [1]
Ideología política Marxismo-Leninismo, Comunismo, Socialismo, Socialismo democrático, izquierda
Partidos creadores Die Linkspartei
WASG
Afiliación internacional Partido de la Izquierda Europea
Sitio web www.die-linke.de
Die Linke (La Izquierda, en alemán) es un partido político alemán creado por la fusión del Linkspartei.PDS y la WASG el 16 de junio 2007.
Los presidentes del partido son Lothar Bisky, dirigente histórico del Linkspartei.PDS (partido predecesor de La Izquierda), y Oskar Lafontaine, ex presidente del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). La Izquierda se sitúa políticamente a la izquierda de todos los demás partidos representados en el Bundestag, denominando su ideología "socialismo democrático". A finales de julio de 2007, contó con algo más de 70.000 miembros, de los cuales 60.000 procedían del Linkspartei.PDS, 9000 de la WASG; otros 1500 habían entrado en el partido durante los primeros días después de la fusión.
La Izquierda es uno de los partidos más votados en el este de Alemania, con representación en todos los parlamentos regionales. En el oeste está representada en el parlamento de Bremen y, desde 2008, también en Hesse, Baja Sajonia y Hamburgo.
A nivel europeo, la Izquierda está afiliada en la Izquierda Unitaria Europea.

Contenido

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Ideología [editar]

Lothar Bisky
La Izquierda defiende un "socialismo democrático", que define de una forma más radical que el SPD, rechazando el "modelo capitalista de la RFA". Según el propio partido, es la "única fuerza de izquierdas" en el parlamento alemán.
Hasta ahora, no existe ningún programa del partido (está planificado para 2008). Sin embargo, en un congreso conjunto de los dos partidos predecesores en marzo de 2007, se aprobó un documento programático fundacional para el nuevo partido, que contiene las posiciones principales. En este documento, la Izquierda argumenta que Alemania es un país rico en el que, sin embargo, la "participación en la riqueza" queda restringida a causa de los "procesos destructores del poder del capital altamente concentrado".
En política exterior, la Izquierda defiende un antimilitarismo radical, rechazando todas las misiones de las Fuerzas Armadas Alemanas (Bundeswehr) en el extranjero (incluidas las misiones de paz con mandato de la ONU) y exigiendo una "superación" de alianzas como la OTAN
De todos modos, dentro del partido existen varias tendencias o alas, oscilando entre un comunismo radical y posiciones más reformistas que buscan una cooperación con las fuerzas del centro-izquierda, SPD y Los Verdes.

Historia [editar]

Oskar Lafontaine
La Izquierda es el resultado de la fusión del Linkspartei.PDS —partido sucesor del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED), el principal partido de la RDA— y la Alternativa Electoral por el Trabajo y la Justicia Social (WASG), un pequeño partido escindido del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) en 2005. Mientras el Linkspartei estaba representado principalmente en el este del país, la WASG fue un partido mayormente occidental, con fuerte presencia de sindicalistas.
En las elecciones federales de 2005, para las que el Linkspartei abrió sus listas para los miembros de la WASG, esta coalición consiguió el 8,7% de los votos y 54 escaños, convirtiéndose en la cuarta fuerza más votada de Alemania. Los dos partidos formaron un grupo conjunto en el Parlamento Federal, presidido por Gregor Gysi (que antes había sido presidente del Linkspartei) y Oskar Lafontaine (dirigente de la WASG). El 16 de junio de 2007, finalmente, se ratificó la fusión oficial de ambos partidos.

Situación actual [editar]

Gregor Gysi
Hasta ahora, todos los demás partidos representados en el Parlamento Federal alemán rechazan posibles alianzas o pactos con la Izquierda a nivel federal. Esto se debe, por una parte, a las posiciones más radicales del partido, pero también a la personalidad de Oskar Lafontaine, que había sido presidente del SPD e incluso candidato a la cancillería por este partido en 1990 y ministro de Hacienda bajo el gobierno de Gerhard Schröder en 1998, hasta dimitir de todos sus cargos por discrepancias políticas y enemistades personales con la cúpula del SPD. Por ello, Lafontaine es considerado un tránsfuga y "traidor" por muchos socialdemócratas, que, por lo tanto, no aceptarían en ningún caso su participación en una posible coalición de izquierdas.
Esta política de cuarentena, sin embargo, no se sigue con la misma decisión en los parlamentos regionales y mucho menos en los ayuntamientos, sobre todo en el este del país. En la actualidad, La Izquierda participa en el gobierno de Berlín como socio de los socialdemócratas. En Mecklemburgo-Pomerania Occidental y Sajonia es el principal partido de oposición a la "gran coalición" de socialdemócratas y conservadores (CDU). En los estados federados de Turingia y Sajonia-Anhalt —con gobiernos de la CDU en coalición con el Partido Liberal (FDP)—, la Izquierda es también el principal partido de la oposición, por delante del SPD. Además, con la entrada en los parlamentos de Bremen (2007), Hesse, Baja Sajonia y Hamburgo (2008), la Izquierda se está asentando también en la parte occidental de Alemania.
En 2009, hubo dos procesos electorales en Alemania, en los cuales Die Linke reforzó sus posiciones. En las elecciones regionales, entró con fuerza en el Sarre, el lander natal de Lafontaine, con más del 21% de los sufragios, a poca distancia del SPD. Por otro lado, en las elecciones generales de Septiembre, La Izquierda logró un 11,9% de los votos (frente al 8,7% anterior), aumentando su representación hasta los 79 escaños en el Parlamento Federal.

Presencia en los estados federados [editar]

Es socio de gobierno del SPD en:
Está en la oposición en:
No tiene representación parlamentaria en:

Corrientes internas [editar]

La Izquierda tiene un gran número de corrientes internas, más habitualmente denominadas como plataformas o foros.
  • La Izquierda Anticapitalista (Antikapitalistische Linke) representa a aquellos críticos con la participación en gobiernos de coalición que gestionen políticas neoliberales. Creen que la participación gubernamental debe depender de una serie de criterios mínimos (que incluyen el no a las privatizaciones, a la implicación en cualquier guerra imperialista y ningún recorte en el gasto social). Se orienta hacia situar al partido firmemente en contra de cualquier forma de capitalismo. Los representantes más significativos de este grupo son Sahra Wagenknecht, Tobias Pflüger, Cornelio Hirsch y Ulla Jelpke.
  • La Plataforma Comunista (Kommunistische Plattform, KPF) fue formada originalmente como tendencia del PDS. Es menos crítica con la RDA que otras corrientes, y se nutre de posiciones marxistas ortodoxas. Un "objetivo estratégico” de la KPF es “crear una nueva sociedad socialista, basándose en las experiencias positivas del socialismo real y aprendiendo de sus errores”. Su líder original fue Sahra Wagenknecht, miembro del Comité Nacional. La Plataforma tenía alrededor de 850 miembros en 2007, según la Oficina Federal de Protección de la Constitución, agencia de inteligencia de Alemania, un 1% de la militancia total del partido.
  • La Izquierda Emancipatoria (Emanzipatorische Linke, Ema. Li.) es una corriente que se basa en principios socialistas libertarios. Lucha por una sociedad descentralizada y apoya a los movimientos sociales. Sus portavoces son Julia Bonk (diputada regional en Sajonia) y Christoph Spehr, portavoz del partido en Bremen. Otros representantes son la vicepresidenta Katja Kipping y Caren Lay.
  • El Foro Socialismo Democrático (Forum Demokratischer Sozialismus) es una corriente socialdemócrata que proviene del PDS. Apoya la participación en gobiernos de coalición e ideológicamente está cercana a la Red de Izquierda Reformista.
Además de las principales plataformas, un gran número de grupos de la extrema izquierda se han alineado con La Izquierda y con sus predecesores (PDS y WASG), como Giro a la Izquierda (Linksruck), actualmente denominado Marx21, sección alemana de la trotskista Corriente Socialismo Internacional. Algunos miembros de Alternativa Socialista (Sozialistische Alternative) (partido trotskista, sección alemana del Comité por una Internacional Obrera) han intentado unirse, pero la petición hecha por su líder, Lucy Redler, fue rechazada, tras presentarse en Berlín a las elecciones de forma separada, encabezando la sección berlinesa de WASG. Otros grupos izquierdistas, como el Partido Comunista Alemán (DKP) y el Partido Marxista-Leninista de Alemania (MLPD) han formado alianzas locales con el partido pero aún no han decidido su integración.

Véase también [editar]

Enlaces [editar]


¿Por una Quinta Internacional? Michael Löwy

¿Por una Quinta Internacional?
Michael Löwy

diumenge 7 de novembre de 2004


La "Quinta Internacional" no es el "espectro rojo que asombra a Europa y el mundo" del que hablaba Marx en el Manifiesto comunista, pero es una idea que empieza a circular. Hace poco, un periódico patronal francés -el boletín de los industriales de la metalurgia- hablaba del peligro de una Quinta Internacional. ¡No sé de dónde sacaron la idea!

Pero antes de hablar de la Quinta, es necesario que hagamos un rápido balance de las cuatro internacionales históricas. ¿Qué ha quedado de ellas en principios del Siglo XXI?

La Primera Internacional, fundada en 1864 en Londres, tuvo en Marx al autor de su Manifiesto inaugural, que concluye con la célebre fórmula: "La emancipación de los trabajadores será la obra de los mismos trabajadores".

Partidarios de Marx y de Proudhon participan en la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT) -aun cuando el primero tuvo mucho más influencia y redactó algunos de los principales documentos de la Internacional- y sus relaciones no fueron sólo conflictivas. En el Congreso de Bruselas (1868) la alianza entre marxistas y proudhonianos de izquierda, como Eugène Varlin, futuro héroe de la Comuna de París, permitió la adopción de un programa colectivista, es decir, que proponía la propiedad colectiva de los medios de producción. Las relaciones con Bakunin y sus partidarios fueron más complejas, lo que llevó a escisiones y a la disolución de la AIT, después de su malograda transferencia en 1872 a Estados Unidos (pésima idea de Marx!).

La Asociación Internacional de los Trabajadores sobrevive solamente en su disidencia anarquista, que se considera como heredera de la que fue fundada en Londres en 1864. Su existencia hoy es más bien simbólica, pero las corrientes renovadoras del socialismo libertario, más dinámicas y abiertas, han logrado establecer, a partir de 2001, una red: Solidaridad Internacional Libertaria (SIL), que incluye organizaciones importantes como la Confederación General de Trabajadores (Estado español), Alternativa Libertaria (Francia), la Federación Anarquista Uruguaya, etcétera. Además, asistimos, en los últimos años, a un desarrollo significativo de corrientes anarquistas en el seno del movimiento antiliberal, algunas afiliadas a la AIT, otras a la SIL, pero muchas sin vinculaciones internacionales.

La Segunda Internacional, fundada por Federico Engels en 1889, se descompone en 1914 con la adhesión de sus secciones a la guerra imperialista. Se reconstituye en los años 20, con una orientación ya definidamente reformista, y vuelve a reorganizarse, bajo una nueva forma -la así llamada Internacional Socialista (IS)- después de la Segunda Guerra Mundial. La IS es actualmente una colección bastante heterogénea de partidos y movimientos, sobretodo de Europa y América Latina, que van desde frentes de liberación -como el Frente Sandinista o el Frente Farabundo Martí- hasta partidos pro-imperialistas, como el Laborismo de Tony Blair. Predomina la socialdemocracia de tendencia moderada, es decir social-liberal, como el Partido Social Demócrata alemán, el Partido Socialista francés, el Partido Socialista Obrero Español. Su objetivo ya no es, como en la época de Federico Engels, Wilhelm Liebknecht y Jean Jaurés, la supresión del capitalismo y la transformación socialista de la sociedad, sino la gestión "social" del capitalismo neoliberal. La Internacional Socialista no funciona efectivamente como una organización política, sino más bien como un club de discusiones, un espacio de negociaciones político-diplomáticas. La Tercera Internacional fue la tentativa más importante de crear una asociación internacional de partidos proletarios con vocación antimperialista y revolucionaria. A pesar de muchos rasgos autoritarios y una disciplina de tipo militar, fue durante sus primeros años -1919-1924- un verdadero organismo internacionalista, en el cual participaron figuras como Antonio Gramsci, Clara Zetkin, Andrés Nin y José Carlos Mariátegui.

Después de la muerte de Lenin, se transformó progresivamente, bajo el liderazgo de la burocracia estalinista, en instrumento de la política soviética de "construcción del socialismo en un solo país". Aun así, sobrevivieron aspectos internacionalistas auténticos en la militancia comunista, como lo demuestra su importante participación en las Brigadas Internacionales en España (1936-38).

En 1943, atendiendo a la petición de sus aliados Churchill y Roosevelt, Stalin disolvió la Internacional Comunista, sin que eso redujera la total dependencia política, ideológica y organizativa de los partidos comunistas del mundo hacia el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). Con la desintegración del mal llamado "socialismo real" a partir de 1989, los herederos de la Tercera Internacional entran en una crisis que los lleva, con pocas excepciones, a la marginalidad política o la conversión hacia la socialdemocracia. Se salvan los partidos que, como Refundación Comunista en Italia, realizan una verdadera reorientación, rompiendo con su pasado estalinista y tomando una nueva orientación, radical y abierta a los aportes de los movimientos sociales.

La Cuarta Internacional, fundada por Leon Trotsky en 1938, nace de laOposición de Izquierda Internacional, una tendencia anti-burocrática en el seno de la Internacional Comunista. Debilitada por el asesinato de Trotskyy de muchos otros de sus dirigentes -a manos ya sea del fascismo, o del estalinismo- y por las innumerables escisiones, nunca logró transformarse en un movimiento de masas -pero sus militantes tuvieron un papel importante en los acontecimientos de mayo de 1968 en Francia, en el movimiento contra la guerra de Vietnam en Estados Unidos, y en la resistencia contra las dictaduras en varios países de América Latina. La Cuarta trató de salvar del desastre estalinista la herencia de la Revolución de Octubre, y de renovar -con la ayuda de militantes y dirigentes como Ernest Mandel, Livio Maitan, Hugo Blanco, Raul Pont, Alain Krivine y Daniel Bensaid- la teoría y la práctica del marxismo revolucionario. La Cuarta Internacional -a cuyas filas pertenece el autor de estas líneas- se ha reforzado en los últimos años (existe en varias decenas de países), pero sigue siendo una organización limitada en números y recursos. Con la excepción de Filipinas y Sri Lanka, lo esencial de sus fuerzas se concentra en Europa y América Latina. Sus militantes participaron, como corriente organizada, en la fundación de agrupamientos más amplios: Refundación Comunista en Italia, la Alianza Socialista en Inglaterra, el Bloque de Izquierda en Portugal, el Frente Amplio de Uruguay, el Partido de los Trabajadores en Brasil. Contrariamente a otros grupos o sectas que se reclaman del trotskismo, la Cuarta no se considera como la única vanguardia revolucionaria y tiene por objetivo contribuir a la formación de una nueva Internacional, con carácter de masas, de la cual sería sólo uno de sus componentes.

La cuestión de la resistencia internacionalista al capital ha adquirido en nuestros días una actualidad evidente. Nunca antes el capital logróejercer un poder tan absoluto e ilimitado sobre todo el planeta. Nunca antes pudo imponer, como hoy, sus reglas, sus políticas, sus dogmas y sus intereses a todas las naciones del mundo. Nunca antes existió una red tan densa de instituciones internacionales -como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), la Organización Mundial de Comercio (OMC) -destinada a controlar, gobernar y administrar la vida de la humanidad según las reglas estrictas del libre mercado capitalista y de la libre ganancia. Nunca antes pudieron las empresas multinacionales y los mercados financieros ejercer de manera tan brutal su dictadura global. En fin, nunca fue tan extenso y tan arrogante el poder de la única superpotencia imperial, los Estados Unidos de América. Asistimos hoy, como lo escribió el subcomandante Marcos en su mensaje a los "zapatistas europeos" (28 de agosto de 1995), a una verdadera guerra del dinero y de las fuerzas del capital financiero internacional en contra de los pueblos, en contra del ser humano, la cultura y la historia. La ofensiva del capital, y de los gobiernos neoliberales a su servicio –que empezó, en los años 1980, con Ronald Reagan y Margaret Thatcher- tuvo su auge después de la caída del muro de Berlín y la restauración capitalista en los países del Este. Se proclamó triunfalmente en todas las capitales del Occidente "la muerte de la utopía" (o de la revolución, o del marxismo) y el "fin de la historia". Es en este contexto de derrota y desorientación de la izquierda que surge, como una chispa de luz en la oscuridad, el levantamiento zapatista de 1994. Y, dos años después, tiene lugar en las montañas de Chiapas, el Primer Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo -un evento que tuvo un impacto mundial y que reunió, por primera vez en muchísimos años, a militantes, activistas e intelectuales de varias tendencias, del Norte y del Sur, de América Latina, de Estados Unidos y de Europa. Sale de este encuentro el llamado histórico a "levantar la internacional de la esperanza" contra "la internacional del terror que representa el neoliberalismo". Como lo dice la Segunda Declaración de La Realidad, la tarea -inmensa- es la de crear "una red colectiva de todas nuestras luchas y resistencias particulares. Una red intercontinental de resistencia contra el neoliberalismo, una red intercontinental por la humanidad. Esta red intercontinental buscará, reconociendo diferencias y conociendo semejanzas, encontrarse con otras resistencias de todo el mundo.

Esta red intercontinental será el medio en el que las distintas resistencias se apoyen unas a otras". Se puede considerar el Encuentro de Chiapas en

1996 como el primer acto del gran movimiento de lucha antiliberal que hoy se manifiesta activamente en los cuatro puntos del planeta. Aunque esta iniciativa no tuvo un seguimiento directo -las tentativas de organizar otros encuentros de este tipo, inspirados por el ejemplo zapatista, en Europa o América Latina no tuvieron éxito-, fue el punto de partida, el momento de nacimiento de un nuevo internacionalismo, antiliberal y antimperial.

Pocos años después, tiene lugar la gran protesta de Seattle (1999) y empieza a desarrollarse el principal vector de este nuevo internacionalismo, el Movimiento de Resistencia Global -falsamente denominado, por la prensa derechista, como "antimundialización" o, peor aún, como "globalifóbico".

Es este "movimiento de los movimientos" que va a desencadenar las protestas de Praga, Estocolmo, Bruselas, Bangkok, Washington, Barcelona, Genova y, más recientemente, Florencia -con la participación de decenas, enseguida centenas y ahora un millón de manifestantes- así como el Foro Social Mundial de Porto Alegre (2001, 2002, 2003), el Foro Social Europeo (2002) y otras reuniones locales o continentales.

Este movimiento "altermundialista" -por otro mundo- es amplio y, necesariamente, heterogéneo. Pero nace de inmediato con un carácter mundial, internacional, internacionalista. A pesar de su diversidad, lo unifican algunos principios fundamentales: "el mundo no es una mercancía"; "otro mundo es posible"; "no a la guerra". Son principios generales, pero si son defendidos en serio tienen un profundo potencial subversivo. La unidad se hace también en torno de algunas reivindicaciones concretas: la abolición de la deuda de los países del Sur; la supresión de los paraísos fiscales y la imposición de una tasa sobre las transacciones financieras; una moratoria sobre los productos transgénicos, etcétera (la lista es bastante larga).

Existe, en fin, un amplio consenso en la identificación del enemigo: el neoliberalismo, el FMI, el Banco Mundial, la OMC, el imperio estadunidense. Sobre las alternativas al orden dominante vemos un amplio abanico de respuestas: desde la "regulación" del sistema, hasta su transformación revolucionaria (socialista).

La diversidad puede ser un obstáculo, pero es también una riqueza. En el Movimiento de Resistencia Global participan sindicalistas, feministas, marxistas, anarquistas, ecologistas, cristianos por la liberación, socialistas de varios colores y matices, movimientos campesinos, indígenas y populares, organizaciones no gubernamentales (ONGs), intelectuales, y muchos jóvenes, mujeres y trabajadores sin otra afiliación, pero que tienen ganas de protestar, marchar, luchar y discutir con los demás. Es una ocasión única para el encuentro, el debate, el aprendizaje mutuo -un proceso de intercambio cultural en el cual cada uno, sin abandonar sus ideas y convicciones, descubre las de los otros, y trata de integrarlas en su reflexión o su práctica. De la mezcla y fusión de todos estos ingredientes esta naciendo un cocktail explosivo, la nueva cultura internacionalistadel MRG. Claro, este proceso está aún en sus inicios, estamos aún lejos detener una orientación común, pero se percibe la formación de un espíritu común del movimiento, radical, combativo y hostil a la recuperación institucional. El Movimiento de Resistencia Global, o por lo menos su expresión más organizada, el Foro Social Mundial (FSM), ya tiene un cierto grado de organización internacional. Existe el Comité Ejecutivo Internacional del Foro, y se ha formado un Foro Parlamentario Internacional el año pasado en Porto Alegre. Pero estos organismos, como el mismo Foro, son muy heterogéneos, y no funcionan como una fuerza política internacional. Su objetivo es más limitado: la organización del Foro Social Mundial y de los foros continentales. Más importante es la red de movimientos sociales -Vía Campesina (incluyendo el Movimiento de los Sin Tierra (MST) brasileño), la Central Única de Trabajadores de Brasil, el movimiento internacionalATTAC, etcétera -que constituyen la principal fuerza en el seno del FSM, y que sacaron, al finalizar éste, un documento con algunos elementos de análisis político -antimperialistas, antiliberales- y un llamado a iniciativas de protesta comunes.

¿Tenemos aquí la presencia virtual de una "Quinta Internacional"? No, por dos razones evidentes: 1) Se trata aquí de movimientos sociales y no de organizaciones políticas con proyectos de transformación social global; 2) El MRG y sus instancias son muy heterogéneos -y tienen que serlo- incluyendo sectores que creen aún en la posibilidad de un capitalismo "regulado", "humanizado", o "nacional/democrático", etcétera. La misma heterogeneidad encontramos también en el Foro Parlamentario Internacional. Lo que hace falta es una red de organizaciones políticas -partidos, frentes, movimientos- que pueda proponer, en el seno del Movimiento, un proyecto alternativo, más allá del capitalismo, y la perspectiva de una nueva sociedad, sin opresores ni oprimidos. Algo por el estilo existe ya en Europa: se trata de la Conferencia de la Izquierda Anticapitalista Europea, de la cual forman parte Refundación Comunista (Italia), la Liga Comunista Revolucionaria (Francia), el Bloque de Izquierda (Portugal), la Alianza Socialista (Inglaterra), la Alianza Roja y Verde (Dinamarca), y varios otros. A pesar de sus diferencias, estas corrientes comparten un mismo rechazo de la globalización capitalista, de las políticas neoliberales y de las guerras imperiales. Comparten también la aspiración a una alternativa "positiva", anticapitalista y antipatriarcal, ecológica e internacionalista: "una sociedad socialista y democrática, sin explotación del trabajo y sin opresión de la mujer, basada en un desarrollo sostenible -un socialismo desde abajo, autogestionario". (Declaración de junio de 2002 de la Conferencia de la Izquierda Anticapitalista Europea).

Si se pudiera extender esta experiencia a otros continentes, y constituir una red que incluyera, de forma amplia, las sensibilidades políticas más radicales del gran Movimiento de Resistencia Global, tendríamos nuestra "Nueva Internacional". Que no tiene necesariamente que llamarse "Quinta", porque no todas las corrientes interesadas se reconocen en la historia de las internacionales obreras y socialistas del pasado. Se podría llamar "Conferencia Internacional de la Izquierda Anticapitalista" (CIIA!), o "Tendencia por una Nueva Internacional" (TNT!), o cualquier otro nombre que pueda inventar la imaginación creativa de sus participantes.

Esta nueva internacional podría integrar -selectivamente- el aporte positivo de las cuatro internacionales proletarias. Sería la heredera de Babeuf y de Fourier, de Marx y de Bakunin, de Blanqui y de Engels, de Rosa Luxemburgo y de Lenin, de Emma Goldman y Buenaventura Durruti, de Gramsci y de Trotsky, de Emiliano Zapata y de José Carlos Mariátegui, de Augusto César Sandino y Farabundo Martí, de Ernesto Ché Guevara y Camilo Torres, de Ho-Chi-Minh y Nazim Hikmet, de Mehdi Ben Barka y Malcolm X -y de muchos otros. Pero su principal referencia serían los movimientos sociales actuales y, en primer lugar, el Movimiento de Resistencia Global al neoliberalismo.

De las internacionales del pasado sería quizás la Primera la que podría servir de inspiración -aunque obviamente las condiciones sociales y políticas de hoy sean totalmente distintas- como movimiento múltiple, diverso, democrático, en el cual opiniones políticas distintas pudieron convergir en la reflexión y en la práctica. Esto no quiere decir que la forma como se constituyó y como funcionó la Asociación Internacional de los Trabajadores pueda repetirse hoy. Es imposible prever qué forma

organizativa podría tener esta nueva fuerza internacionalista -federación descentralizada, red organizada, o sencillamente conferencia con reuniones periódicas- pero tendría necesariamente que ser flexible, abierta y sin estructuras burocráticas formales. Idealmente incluiría no sólo partidos y frentes, pero también revistas de izquierda, grupos de investigadores, organizaciones del movimiento social, intelectuales.

¿Cómo se podría delimitar el campo político-social de esta nueva internacional? Me parece evidente que el antimperialismo y el anticapitalismo -es decir, la convicción de que la supresión del capitalismo como sistema mundial es la condición necesaria, aun si no suficiente, para la abolición de las injusticias sociales, explotaciones y opresiones- son criterios esenciales. La perspectiva de una nueva sociedad, libre, democrática, igualitaria, solidaria, ecológica, feminista -para mí y para mis compañeros, una sociedad socialista, pero eso puede ser una cuestión abierta- es otro elemento esencial. Pero es en el proceso de formación de esta red, o federación, que se definirían las bases comunes y la plataforma política de la Nueva Internacional.

Una de las primeras tareas de esta corriente seria la de contribuir al desarrollo, refuerzo, extensión y radicalización del gran Movimiento de Resistencia Global antiliberal, actuando en su seno de forma unitaria, democrática y respetuosa de la diversidad.

La nueva internacional tendría muchísimo que aprender con la experiencia zapatista. Antes de todo con el espíritu de rebeldía, de inconformismo, de oposición irreconciliable con el orden establecido. El Encuentro "Intergaláctico" de 1996 definió el combate contra el capitalismo neoliberal -es decir contra la mercantilización del mundo y del mismo ser humano- como el objetivo común de todos los excluidos y oprimidos, los trabajadores, los campesinos, los indígenas, las mujeres, virtualmente toda la humanidad víctima de la locura neoliberal. Esta lucha es, por tanto, una lucha por la humanidad, es decir por la dignidad de los seres humanos -un concepto que tiene que ver con el humanismo revolucionario de Marx y del Ché Guevara, pero también con la experiencia de las comunidades indígenas de Chiapas.

Otro gran aporte del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) es la articulación entre lo local -la lucha de los indígenas de Chiapas por su autonomía- lo nacional -el combate por la democracia en México, y contra la dominación imperial estadunidense- y lo internacional -la guerra contra el neoliberalismo y por la humanidad. En la reflexión y en la práctica de los zapatistas los tres momentos están íntimamente asociados, en una visión muchísimo más dialéctica que la pobre fórmula de algunas ONGs: "piense globalmente y actúe localmente".

Finalmente, el zapatismo aporta al internacionalismo del Siglo XXI un nuevo universalismo, ya no abstracto o reductor, sino basado en el reconocimiento de las diferencias: la aspiración por "un mundo en que quepan muchos mundos".

¿Por dónde debemos empezar? Como lo subraya nuestro compañero Daniel Bensaid (en su libro Les Irréductibles. Théorèmes de la résistance à l’air du temps, Paris, Textuel, 2001), el punto de partida es la fuerza irreductible de la indignación, el incondicional rechazo de la injusticia, la no-resignación: "La indignación es un comienzo. Una manera de levantarse y empezar a caminar. Uno se indigna, se rebela, y después ya se verá lo que pasa".

Si logramos juntar las fuerzas que, en los cuatro puntos cardinales del planeta, son motivadas por la indignación contra el sistema existente, la rebelión contra los poderosos, y la esperanza de otro mundo posible, tendremos los componentes de una Nueva Internacional -con o sin números.