Debate sobre el Seguro Médico Universal en EE.UU.
Las grandes compañías de seguro de Estados Unidos están dispuestas a apoyar una reforma de salud que establezca un seguro médico universal, si se aceptan ciertas condiciones para poner en marcha una fórmula de este tipo, similar a las que se practican en otras naciones industrializadas.
La organización America's Health Insurance Plan (AHIP), que representa a las más poderosas firmas que ofrecen seguro médico a más de 250 millones de estadounidenses, anunció a principios de diciembre de 2008 su disposición de participar en el debate nacional sobre la reforma de salud.
LA AHIP quiere que se establezca un sistema de seguro médico obligatorio para todos. A cambio, está dispuesta a eliminar de su agenda un punto verdaderamente controversial, el derecho de las compañías a rechazar a personas con condiciones de salud preexistentes. Los seguros médicos privados en Estados Unidos tienen derecho actualmente a no prestar servicios a pacientes con enfermedades costosas. Cuando esta situación se produce, el paciente pasa al sistema de asistencia pública si tiene pocos recursos económicos, o debe pagar los gastos por sí mismo si cuenta con recursos para ello.
El presidente electo Barack Obama se manifestó a favor de una reforma de salud universal durante su campaña electoral, pero se opuso a que el seguro médico fuese obligatorio. Obama dijo entonces que en el estado de Massachusetts, donde hay un programa de este tipo, muchas personas no tienen dinero para pagar las primas del seguro obligatorio, y encima de ello tenían que pagar multas por no estar suscritas a un plan de salud.
Grupos defensores del consumidor y del sector privado, que actualmente cubre la mayoría de los gastos médicos de los estadounidenses, se oponen a los planes de la AHIP.
A principios de la década de los 90, la AHIP participó activamente en la lucha contra un seguro médico universal durante el gobierno del presidente Bill Clinton, cuando la ex primera dama, Hillary Clinton, trató de que se aprobara un seguro esta naturaleza para todos los estadounidenses.
La AHIP ha pedido al Congreso de Estados Unidos que cree un grupo de asesores para identificar las fórmulas que hay a mano para recortar el aumento de los costos de salud en 30 por ciento, durante los próximos cinco años. También favorece la ampliación del plan de Medicaid, para personas de bajos recursos, y el Programa Estatal de Salud para Niños. En un punto más controversial, la AHIP aboga por un plan que no obligue a las compañías de seguros a aceptar protecciones al paciente que exigen los estados. Muchos estados norteamericanos demandan a esas empresas que cubran servicios como pruebas de cáncer y atención a mujeres embarazadas. Algunos estados garantizan al paciente el derecho a una revisión médica independiente. En tal caso, el seguro tiene que pagar la revisión independiente.
Grupos defensores del consumidor temen que si se hacen cambios en las regulaciones de los estados, se debilite la protección que actualmente disfrutan los pacientes, especialmente en lugares como California. También han manifestado su preocupación por el hecho de que un seguro obligatorio, impondría a los pacientes gastos que tal vez no puedan pagar, a menos de que los gobiernos federal y estatales puedan regular las primas que las compañías de seguro deseen establecer. Algunos de estos grupos creen que la AHIP quiere participar en el debate para imponer sus propias reglas, ya que la reforma de salud parece inevitable durante el gobierno de Obama, con apoyo de un Congreso de mayoría demócrata.
En Estados Unidos, el presupuesto de salud pública del gobierno federal en 2008 es de 698 mil millones de dólares, un aumento de 28 mil millones con respecto a 2007 y una cantidad más alta que la cantidad total de los gastos de la guerra de Irak, durante los últimos cinco años y nueve meses. Este dinero se está usando fundamentalmente para atender a la población de bajos recursos, en investigaciones médicas y para modernizar el sistema de seguros médicos públicos conocidos como Madicaid y Medicare que, precisamente, cubren los gastos de salud de los pobres y de los trabajadores retirados, entre otros renglones.
Las grandes compañías de seguro de Estados Unidos están dispuestas a apoyar una reforma de salud que establezca un seguro médico universal, si se aceptan ciertas condiciones para poner en marcha una fórmula de este tipo, similar a las que se practican en otras naciones industrializadas.
La organización America's Health Insurance Plan (AHIP), que representa a las más poderosas firmas que ofrecen seguro médico a más de 250 millones de estadounidenses, anunció a principios de diciembre de 2008 su disposición de participar en el debate nacional sobre la reforma de salud.
LA AHIP quiere que se establezca un sistema de seguro médico obligatorio para todos. A cambio, está dispuesta a eliminar de su agenda un punto verdaderamente controversial, el derecho de las compañías a rechazar a personas con condiciones de salud preexistentes. Los seguros médicos privados en Estados Unidos tienen derecho actualmente a no prestar servicios a pacientes con enfermedades costosas. Cuando esta situación se produce, el paciente pasa al sistema de asistencia pública si tiene pocos recursos económicos, o debe pagar los gastos por sí mismo si cuenta con recursos para ello.
El presidente electo Barack Obama se manifestó a favor de una reforma de salud universal durante su campaña electoral, pero se opuso a que el seguro médico fuese obligatorio. Obama dijo entonces que en el estado de Massachusetts, donde hay un programa de este tipo, muchas personas no tienen dinero para pagar las primas del seguro obligatorio, y encima de ello tenían que pagar multas por no estar suscritas a un plan de salud.
Grupos defensores del consumidor y del sector privado, que actualmente cubre la mayoría de los gastos médicos de los estadounidenses, se oponen a los planes de la AHIP.
A principios de la década de los 90, la AHIP participó activamente en la lucha contra un seguro médico universal durante el gobierno del presidente Bill Clinton, cuando la ex primera dama, Hillary Clinton, trató de que se aprobara un seguro esta naturaleza para todos los estadounidenses.
La AHIP ha pedido al Congreso de Estados Unidos que cree un grupo de asesores para identificar las fórmulas que hay a mano para recortar el aumento de los costos de salud en 30 por ciento, durante los próximos cinco años. También favorece la ampliación del plan de Medicaid, para personas de bajos recursos, y el Programa Estatal de Salud para Niños. En un punto más controversial, la AHIP aboga por un plan que no obligue a las compañías de seguros a aceptar protecciones al paciente que exigen los estados. Muchos estados norteamericanos demandan a esas empresas que cubran servicios como pruebas de cáncer y atención a mujeres embarazadas. Algunos estados garantizan al paciente el derecho a una revisión médica independiente. En tal caso, el seguro tiene que pagar la revisión independiente.
Grupos defensores del consumidor temen que si se hacen cambios en las regulaciones de los estados, se debilite la protección que actualmente disfrutan los pacientes, especialmente en lugares como California. También han manifestado su preocupación por el hecho de que un seguro obligatorio, impondría a los pacientes gastos que tal vez no puedan pagar, a menos de que los gobiernos federal y estatales puedan regular las primas que las compañías de seguro deseen establecer. Algunos de estos grupos creen que la AHIP quiere participar en el debate para imponer sus propias reglas, ya que la reforma de salud parece inevitable durante el gobierno de Obama, con apoyo de un Congreso de mayoría demócrata.
En Estados Unidos, el presupuesto de salud pública del gobierno federal en 2008 es de 698 mil millones de dólares, un aumento de 28 mil millones con respecto a 2007 y una cantidad más alta que la cantidad total de los gastos de la guerra de Irak, durante los últimos cinco años y nueve meses. Este dinero se está usando fundamentalmente para atender a la población de bajos recursos, en investigaciones médicas y para modernizar el sistema de seguros médicos públicos conocidos como Madicaid y Medicare que, precisamente, cubren los gastos de salud de los pobres y de los trabajadores retirados, entre otros renglones.
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